Filipenses 4:6-7
Reunión No. 14
Fecha: 05/06/14 Asistencia 8 personas
Uno
de los problemas actuales es que la gente está afanada tratando de conseguir o
comprar las cosas que necesita para subsistir. Esta preocupación la reflejan
los hermanos en la célula, y se nota que quieren resolver sus problemas sin
tener en cuenta a Dios, lo están dejando por fuera, y tratan y tratan pero la
mayoría de las veces no logran resolver nada. Entonces vienen las lamentaciones
o algo que a veces oigo: “¿por que me pasa esto? “
En
Dios están todas las soluciones a nuestros problemas, pero tenemos que
decírselas, no hay razón para que no podamos comunicárselas, el estará siempre
atento a oír nuestras peticiones.
La
palabra a compartir la estoy llevando a la célula de acuerdo a las necesidades
que vea manifiestas en los hermanos y si no hay algo apremiante entonces
compartiremos de acuerdo a lo que se predique en la iglesia. Hasta el día de
hoy no hemos tenido la necesidad de hacer esto ultimo, pero es algo que tengo
presente.
Mensaje de la palabra: Filipenses
4:6-7
Es
nuestro deber ser diligentes pero en armonía con una sabia previsión y con la
debida preocupación; pero hay un afanarse de temor y desconfianza que es pecado
y necedad, y sólo confunde y distrae la mente.
Como
remedio contra la preocupación que confunde se recomienda la constancia en la
oración. No sólo los tiempos establecidos de oración, sino constancia en todo
por medio de la oración. Debemos unir la acción de gracias con las oraciones y
las súplicas; no sólo buscar provisiones de lo bueno, sino reconocer las
misericordias que recibimos.
Dios
no necesita que le digamos nuestras necesidades o deseos porque los conoce
mejor que nosotros, pero quiere que le demostremos que valoramos su
misericordia y sentimos que dependemos de Él.
La
paz con Dios, esa sensación consoladora de estar reconciliados con Dios, y de
tener parte de su favor, y la esperanza de la bendición celestial, son un bien
mucho más grande de lo que puede expresarse con plenitud. Esta paz mantendrá
nuestros corazones y mentes en Jesucristo; nos impedirá pecar cuando estemos
sometidos a tribulaciones y de hundirnos debajo de ellas; nos mantendrá calmos
y con una satisfacción interior.
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