Efesios 6:1-4
REUNIÓN No. 18
Fecha 03/07/14 Asistencia 11 personas
Hoy
el apartamento donde nos reunimos esta lleno. Hay varios niños y aunque vemos
que asistieron once personas hay tres que vienen por primera vez. Esta es el
resultado de la evangelización y las visitas que se hacen los sábados, ya que
aprovechamos la oportunidad para invitar a todas las personas que podamos.
La
inquietud de los hermanas en la célula sigue centrada en sus hijos. En la
reunión anterior la hermana que tuvo a su cargo el mensaje bíblico habló de la
crianza de estos y de la importancia de educarlos con la palabra de Dios.
Este
tipo de temas son buenos ya que casi todos intervienen y la conversación se
pone sabrosa. Que si la hija malcría a los nietos, que el hijo no le hace caso
y pare usted de contar, pero al final siempre se llega a la conclusión de que
si no instruimos al niño en los caminos del Señor, el joven se apartará de las
cosas correctas.
Mensaje de la palabra. Efesios 6:1-4
1 Hijos, obedeced en el Señor a
vuestros padres, porque esto es justo.
2 Honra a tu padre y a tu madre, que
es el primer mandamiento con promesa;
3 para que te vaya bien, y seas de
larga vida sobre la tierra.
4 Y vosotros, padres, no provoquéis
a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
Comentario bíblico:
El
gran deber de los hijos es obedecer a sus padres.
La obediencia comprende un amor
interior por los padres y acciones o actos externos que reflejen este amor y
obediencia, y en todo caso la prosperidad ha acompañado siempre a los que se distinguen por obedecer a sus
padres.
El
deber de los padres.
No seáis impacientes ni uséis
severidades irracionales.
Hay que tratar a los hijos con prudencia
y sabiduría; aconsejándolos en sus juicios y actuando en la razón de ellos.
Criarlos
bien; bajo la corrección apropiada y compasiva, y en el conocimiento del deber
que Dios exige.
Este
deber es frecuentemente descuidado hasta entre los que profesan el evangelio.
Muchos
ponen a sus hijos en contra de la religión, pero esto no excusa la
desobediencia de los hijos aunque lamentablemente pueda ocasionarla.
Solo
Dios puede cambiar el corazón, pero Él da su bendición a las buenas lecciones y
ejemplos de los padres, y responde sus oraciones.
Pero
no deben esperar la bendición de Dios los que tienen como afán principal que
sus hijos sean ricos y realizados, sin importar lo que suceda con sus almas.
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